El reloj del minero… y el «rescate»

En estos días en lo que vivimos obsesionados por la prima de riesgo, por las calificaciones de las empresas de rating, por los «rescates»,  por las subidas… bueno… por las bajadas de la bolsa. Parece que necesitamos conocer los datos al segundo, tenemos exceso de información que muy probablemente no necesitemos para realizar bien nuestro trabajo, por lo que se convierten en preocupaciones asfixiantes tanto en lo profesional como en lo personal.

Hoy quiero compartir con vosotros una «historia real» o no… quién sabe?… muy ilustrativa al respecto, que lleva por título «El reloj del minero» (atribuida a varios autores).

       «Seis mineros trabajaban en un túnel muy profundo. De repente un derrumbe los dejó aislados del afuera sellando la salida. En silencio cada uno miró a los demás. Con su experiencia se dieron cuenta de que el problema sería el oxígeno. Si hacían todo bien les quedaba unas tres horas de aire, cuanto mucho tres horas y media. Mucha gente de afuera sabían que estaban allí atrapados, pero un derrumbe como ese significaba horadar otra vez la mina, podrían hacerlo antes de que se termine el aire?

      Los mineros decidieron que debían ahorrar todo el oxígeno que pudieran. Acordaron hacer el menor esfuerzo físico, apagaron las lámparas que llevaban y se tendieron en silencio en el piso….era difícil calcular el tiempo que pasaba… incidental- mente uno tenía reloj. Hacía él iban todas las preguntas ¿cuánto tiempo pasó? ¿Cuánto falta? ¿Y ahora? El tiempo se estiraba, cada minuto parecía una hora y la desesperación agravaba más la tensión. El jefe se dio cuenta que si seguían así, la ansiedad los haría respirar más rápidamente y esto los podía matar. Ordenó a el que tenía el reloj que sólo él controlara el paso del tiempo y avisara cada media hora.

       Cumpliendo la orden, a la primera media hora dijo “ha pasado media hora”. Hubo un murmullo entre ellos y una angustia que se sentía en el aire.. El hombre del reloj se dio cuenta de que a medida que pasaba el tiempo, iba a ser cada vez más terrible comunicarles que el minuto final se acercaba.

        Sin consultar a nadie decidió que ellos no merecían morir sufriendo. Así que la próxima vez que les informó la media hora habían pasado 45 minutos. No había manera de notar la diferencia. Apoyado en el éxito del engaño de la tercera información la dio casi una hora después… así siguió el del reloj, cada hora completa les informaba que había pasado media hora.

       …La cuadrilla apuraba la tarea de rescate, sabían en qué cámara estaban atrapados y que sería difícil poder llegar antes de cuatro horas. Llegaron a las cuatro horas y media. Lo más probable era encontrar a los seis mineros muertos.

         Encontraron vivos a cinco de ellos. Solamente uno había muerto de asfixia…el que tenía el reloj.»

Cuando ya sabes lo que has de hacer y has decidido que la mejor opción es esperar (para así no derrochar tus recursos de oxígeno) has de hacerlo lo mejor posible, sin obsesionarte controlando al segundo el tiempo, preocupándote en algo, en lo que que no puedes solucionar.

Hemos de hacer lo mejor posible aquello que hemos decidido hacer, perseverar en ello y confiar al máximo en el equipo de «rescate», cuya profesionalidad y objetivos no hemos de poner en duda.

Así que a trabajar!… cada uno en lo que sabemos hacer bien, para lograr hacerlo aún mejor!… sin obsesionarnos y desanimarnos continuamente con los datos catastrofistas que nos ponen, un día sí y al otro también, al borde del abismo… porque si no morimos de la caída, moriremos del susto.

José Ignacio Perier